Ángelo Prizzón, uno de los titulares de la empresa Pripan, ubicada en el Parque Industrial de Santa Catalina, a unos 8 km de Río Cuarto, destacó la importancia de agregar valor, generar empleo y contar con reglas claras para competir en igualdad de condiciones.
Los Prizzón no son uno más de las panificaciones. Su padre, Bruno , es un reconocido empresario de la ciudad de Río Cuarto que supo reinventarse luego de los “nefastos gobiernos argentinos del 2001”, y que luego de ese renacimiento nació PRIPAN, la empresa que hace las medialunas que muchos comemos en las estaciones de servicios y se venden como super congelados a público mayorista y minorista, dándole un agregado valor al trigo argentino y otros insumos que dependen del campo.
En el Parque Industrial de Santa Catalina, un reluciente y flamante parque que impulsa un jovencito intendente, Maximiliano Rossetto (otro día hablaremos del joven), funciona PRIPAN, una empresa familiar que se convirtió en un ejemplo de agregado de valor a la producción primaria.
Desde allí salen 80 mil medialunas por jornada, que se distribuyen en toda la región central del país y llegan hasta Buenos Aires, Mendoza, La Pampa, La Rioja y Catamarca. “Son esas medialunas que uno encuentra en las estaciones de servicio. Nosotros hacemos ese producto que llega a todo el país”, dijo a Valor Agregado Agro Ángelo Prizzón, titular de PRIPAN.
De la harina al producto congelado
La fábrica emplea a 44 personas, entre operarios, administrativos y personal de logística. Todo el proceso productivo se realiza con insumos cordobeses: harina, margarina y materia grasa provienen de proveedores locales. “La industria es un engranaje que convierte la materia prima en un producto terminado y con un destino que le da valor agregado”, explicó Prizzón.
La elaboración de las medialunas comienza mezclando harina, agua y materia grasa. Luego la masa pasa por un proceso de laminado, donde se distribuye la margarina, y más tarde se corta, enrolla, fermenta y se congela a -20°C, para conservar sus propiedades y llegar fresca al consumidor
Producción y expansión
Además de las medialunas, la empresa produce 3.000 kilos diarios de criollos (unas 60 mil unidades) y proyecta expandirse hacia el norte —Salta y Jujuy— y el sur del país, hacia Neuquén y la Patagonia, regiones con fuerte crecimiento industrial y turístico. “Hoy llegamos desde Mendoza hasta Buenos Aires, y estamos trabajando para crecer hacia el norte y el sur”, dijo Prizzón a Valor Agregado Agro.
Reclamos del sector: crédito y reglas claras
La recorrida de Valor Agregado Agro coincidió con la visita de la vicegobernadora de la provincia de Córdoba Myrian Prunott. En este sentido y al ser consultado sobre qué le reclaman a la política , Prizzón destacó la necesidad de contar con créditos accesibles para incorporar maquinaria y reglas claras que garanticen la competencia leal.
“Necesitamos facilidad del crédito para seguir invirtiendo y controles más firmes. Hay empresas que no pagan impuestos ni tienen empleados registrados, y eso genera competencia desleal. Las reglas deben ser claras para todos”, afirmó.
El empresario también remarcó la urgencia de avanzar en reformas laboral e impositiva que permitan a las pymes sostener el empleo y seguir creciendo. “La industria del juicio nos hace mucho daño. A una pyme un juicio le puede sacar gran parte de la recaudación. Necesitamos una reforma laboral que cuide al trabajador, pero también a las empresas que hacen las cosas bien”, sostuvo Prizzón a Valor Agregado Agro.
Una historia familiar que se reinventa
PRIPAN es el resultado de una historia de resiliencia. La familia Prizzón, que anteriormente condujo la reconocida empresa La Venezziana, volvió a apostar por la industria panificadora luego de atravesar momentos difíciles. “Esta empresa es fruto del esfuerzo familiar. Mi padre llegó a tener 350 empleados y de un día para el otro se quedó sin nada. Volvimos a empezar y hoy seguimos apostando al país y a la industria”, cerró Ángelo Prizzón.