Así lo expresó Marta Pelloni, la monja que desde hace décadas lucha contra la trata de personas en distintos puntos del país y que se visibilizó por primera vez con el caso de María Soledad Morales.
El último informe de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) indica que las víctimas de este mal que aqueja en la sociedad en su mayoría son mujeres y menores.
Los casos de explotación sexual informados en 2023 fueron 846, seguidos por la explotación laboral con 468 casos. La posible captación u oferta laboral engañosa tuvo un total de 180 denuncias, mientras que la desaparición de personas fueron 135.
La PROTEX señala que la explotación sexual es el tipo de delito denunciado en la mayor cantidad de casos y que está estable desde 2015, mientras que la laboral se configura en un segundo lugar desde 2019.
DE UNA dialogó con Marta Pelloni, la monja que desde hace décadas lucha contra la trata de personas en distintos puntos del país y que se visibilizó por primera vez con el caso de María Soledad Morales.
En comunicación con las emisoras del GRUPO APOLO, Pelloni manifestó que “lamentablemente es una realidad que estamos viviendo, cada vez es más común la falta de trabajo en todo el país, lo que implica una preocupación para la gente grande que ha perdido trabajo, las familias están sin trabajo, y los hijos jóvenes que buscan trabajo, son la materia fácil para el nuevo sistema de la caja y lamentablemente no hay estrato social para esto, son todos los estratos sociales”.
Pelloni explicó que antes se pensaba que sólo afectaba a los sectores más pobres, donde a partir de la vulnerabilidad se secuestraba a chicas sobre todo, pero esta realidad ha cambiado y hoy afecta a hombres y mujeres de todos los sectores sociales.
La monja que hace años lucha contra la trata de personas relató el caso de una joven de clase alta, quien comenzó a desfilar y al tiempo desapareció. También relató el caso de otra adolescente que comenzó a trabajar en la moda y viajaba por el mundo, pero el costo fue alto porque se dio cuenta que perdió su juventud, cayó en el alcoholismo, en la droga, y cuando quiso recuperarse, tuvo que enfrentarse a tratamientos médicos y psiquiátricos, por eso ella apela a que las familias cuiden a sus hijos e hijas.
Pelloni expresó que “no podemos largar a una adolescente a una vida de adulto, porque de un trabajo, se pasa a otras instancias y así se cae en la trampa y es otra forma de trata, donde está involucrada la prostitución y la droga, porque la trata y el narcotráfico van juntos”.
Esta referente de la lucha por el cuidado de las personas aconsejó que cuando se trata de jóvenes o adolescentes las familias los acompañen en las entrevistas de trabajo.
“La familia tiene que estar al lado para ver qué tipo de trabajo, quiénes son los que contratan al personal, quiénes son los dueños, qué empresa es, incluso muchas familias son las que generan este problema social de la trata”.
Pelloni agregó que a esta situación se suma la falta de prejuicios, “porque hemos caído en la falta de valores en la formación de nuestra gente, de nuestra sociedad futura, que no tuvo límites, y entonces no hay valoración de la persona, no hay valoración del respeto, del cuidado, no hay valoración, es decir, que hasta se aceptan ciertos cánones de acuerdos laborales que se han naturalizado. Estamos hablando de una prostitución, una semi-prostitución consentida y no es entendible”.