Esta es la apasionante historia que comparte esta pareja de galaxias.
Hace millones de años, las dos galaxias en esta imagen se rozaron en el espacio: la galaxia más pequeña (IC 2163) pasó detrás de la espiral más grande (NGC 2207), lo que aumentó la formación de estrellas en ambas.
Según explica la ESA, estas galaxias producen juntas el equivalente a dos docenas de nuevas estrellas del tamaño del Sol cada año, mientras que nuestra propia Vía Láctea genera apenas dos o tres por año.
Estas galaxias, además, han sido testigos de siete supernovas conocidas, que despejaron gas y polvo en sus brazos espirales, creando zonas donde el material se enfría y permite la formación de nuevas estrellas.