El compositor, cantante y músico mexicano Marco Antonio Solis regresó a la Argentina y ofreció el primero de cinco recitales en el país con un compendio de éxitos románticos.
Después de seis años sin visitas, el compositor, cantante y músico mexicano Marco Antonio Solis regresó a la Argentina y en la noche del pasado miércoles en un porteño Movistar Arena lleno y participativo ofreció el primero de cinco recitales en el país con un compendio de éxitos románticos con su firma que entregó desde una propuesta generosa y atemporal.
Lejos de otras subjetividades en boga, quien fuera líder del grupo Los Bukis le sigue cantando al amor romántico y un enfervorizado público lo agradeció coreando esos clásicos en el contexto de una puesta musical cuidada, ferviente y numerosa.
Pero, además, el artista nacido en Michoacán hace 63 años, se reafirmó como un dotado intérprete ubicado en el centro de una festiva invitación que, también a contrapelo de correcciones y posturas, incluyó la participación de cuatro bailarinas ligeras de ropa en varios pasajes del espectáculo.
El concepto de diversión y alegría en el que las proclamas de amor funcionaron como parte de una lengua común y ligera aunque eventualmente refirieran a alguna pena, dominó todo el concierto y expandió el lazo de devoción que Solís mantiene con una audiencia local llegada desde distintos puntos de la geografía local y también desde países limítrofes según pudo verse y oírse en carteles y proclamas.
Sobre esa atmósfera, el barbado y pelilargo artista fue amo y señor de la noche como quedó explicitado de entrada nomás, al inicio del show –a eso de las 21.10- con las pantallas repasando los hitos de una historia musical imponente con más de 80 millones de discos vendidos en todo el mundo y un palmarés también internacional.
Si Marco Antonio llegó hasta acá de ese modo después de medio siglo de andar por la música, resultó evidente la decisión de no modificar los cimientos de un éxito que en vivo sumó el aditamento de un elenco de 16 integrantes entre instrumentistas y cantantes.
“Gracias por seguir apostando al romanticismo”, saludó enfundado en un saco rojo con brillos, camisa negra y pantalón de cuero al tono tras haber iniciado la velada con "No puedo olvidarla" y "Dios bendiga nuestro amor".
Comunicativo y sonriente fue capaz de contar anécdotas en torno al repertorio por venir repitiendo el latiguillo de “hermanitos” para referirse al público, haciendo constantes alusiones a Dios y hasta promocionando su marca de tequila Tesoro Azul, parte de una faceta empresarial que incluye un hotel en Morelia y una gama de productos alimenticios.
Dueño de una voz poderosa e impecable que no tuvo problemas en expandir a prudente distancia del micrófono y en competencia con una sonoridad también fastuosa donde destacó la cuerda de vientos integrada por Antonio González y Luis Pérez en trompetas, Luis León y Fernando Cruz en trombones y Julio Espinoza en saxo, también mostró sus galones como músico.
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Y en varios pasajes ejecutó guitarras, algo de teclado y hasta se sentó con maestría en un pequeño y móvil set de percusión desde el que acompañó pasajes del repertorio.
Todo ese despliegue sonoro se expresó sobre una singular puesta visual con la banda y bailarinas dentro de un rectángulo de pantallas con su techo en punta y con Solís dominando también la imagen central del fondo del escenario que simulaba un pesado telón.
Esa exposición lo hizo objeto de ovaciones y declaraciones de todo tipo (“Cásate conmigo Marco” o “Dale, te llevo a casa”, entre las más elegantes que se escucharon) que agradeció sin aspavientos y con sonrisas cómplices.
Entre las canciones que surcaron la función destacaron las explícitas baladas "Y ahora te vas", "Cuando te acuerdes de mí", “Invéntame”, “Tu hombre perfecto”, “Si te pudiera mentir” y “O me voy o te vas”, entre otras.
“Cuantas cosas están ocurriendo en todo el mundo, lamentable lo de Israel, pero son cosas que tienen que pasar y Dios sabe lo que hace. La verdadera riqueza del mundo son nuestros sentimientos. Vamos a levantarnos”, expresó procurando tornarse reflexivo e iniciando con “Tu me vuelves loco” los pasajes más movidos.
En esa clave también se escucharon “Nada que te recuerde”, el hitazo “Tu cárcel” y “Morenita”, por citar solamente algunas, donde la puesta sumó explosiones de humo, la lluvia de pepelitos blancos y el ingreso de las curvilíneas bailarinas con coloridos y escasos atuendos.
El dominio climático sobre cada momento le permitió a Solís incluso hacer coincidir temas de distinto pulso, como en el caso de "A que me quedo contigo” y “Viva el amor", y que el cambio de registro funcionara eficazmente gracias a la versatilidad de la banda y coristas.
La visita local del “Buki World Tour 2023” que zarpó en agosto en Estados Unidos, tiene otras tres veladas en el estadio del barrio porteño de Villa Crespo (este jueves, el sábado y el martes 31), mientras que el 4 de noviembre llegará al Estadio Boca Unidos de la ciudad de Corrientes.