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Edición del 16 / 10 / 2025
               
16/10/2025 08:01 hs

Juicio por los asesinatos de Sofía y Bautista: la tercera audiencia dejó al descubierto mensajes de amor

- 16/10/2025 08:01 hs
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Uno de los testimonios más relevantes fue el de la licenciada Carina Bernal, del Departamento de Delitos Complejos del Poder Judicial, fue quien analizó las tres notas que la ex policía, Marina Silva dejó en la vivienda tras asesinar a sus hijos, Sofía y Bautista.
Este miércoles, durante cinco horas, se celebró la tercera audiencia del debate que tiene como imputada a la ex policía, Marina Silva, acusada de asesinar a sus hijos Sofía y Bautista. Fue el testimonio de la perito informática Carina Bernal, del Departamento de Delitos Complejos del Poder Judicial, uno de los más resonantes de la jornada.

La profesional fue la encargada de realizar pericias caligráficas sobre los tres manuscritos que la Policía secuestró en la casa de Silva y las extracciones de mensajería que fueron aportados por testigos de la causa.

Para determinar que Silva fue quien escribió esas notas, durante el proceso Bernal la citó junto a su defensor y le solicitó que escribiera su firma, algunas palabras y números que luego cotejó con el contenido de las notas. Dos de ellas eran las que se hallaron colocadas en la puerta de ingreso y en la puerta trasera, la primera decía “Llama a la policía no entres” y la otra, “No entres Melina”. Sobre las mismas, la perito dijo que fueron escritas por Silva estando parada.

En cuanto a la nota más importante, que es una que Silva dejó plasmada en una hoja en un cuaderno sobre la mesa de la casa, también determinó que fue escrita por ella, pero estando sentada. Dijo que cuenta con una escritura “sin temblores, ágil y completa”. Lo que quizás da cuenta de que la acusada estaba en calma aunque no se pudo establecer si fue escrita anterior o posterior al hecho.

Sobre esa nota principal, Bernal la categorizó en tres etapas. Dijo que Silva comenzó escribiendo en la parte central de la página, luego a los pies y finalmente en la parte de arriba, en el único espacio que le quedaba disponible.

Mensajes con demostraciones de amor

En los extractos de las conversaciones de texto y de mensajería instantánea que Bernal peritó surgió que, hasta la noche anterior al día del hecho, Silva y Jonathan Funes, padre de Bautista, habían conversado.

El intercambio de mensajes fue mediante mensajería de texto y WhatsApp. En esa última conversación se trataban de “mi amor” y se decían “te amo”. Ella le había consultado por cómo le había ido, si había conseguido un dinero y él le respondió que no. Luego ella le contó que al día siguiente iría al banco a hacer unos trámites y él, en un tramo de la conversación, le pidió que le enviara una foto de ella y ella accedió al pedido.

Sobre las conversaciones que Silva mantenía con sus familiares Bernal dijo que eran “comunes”, que ella solía pedirles dinero prestado, les decía que “estaba cansada” y que sus hijos no la dejaban dormir, les contaba que debía ir al banco a solucionar problemas y que se veía obligada a realizar horas adicionales de servicio porque “no llegaba a fin de mes con el dinero”.

Luego retomó con las conversaciones que Silva mantenía con Funes. En muchas de ellas ella le pedía dinero, él le respondía que no tenía o que “le conseguiría”, también le pedía que se encargara de cuidar a Bautista y él contestaba que no podía. “Sabés que me enojo porque tengo que pedirles a los demás para que lo cuiden”, le respondió ella en una oportunidad.

En otro tramo de la charla él le refería su deseo de volver a retomar la relación para “formar una familia” a lo que ella le contestó que “eso va a tomar tiempo, hasta que vos te pongas las pilas”.

“Yo te amo mucho, vos sabés”, le aseguró Funes y ella lo frenó al decirle que tenía miedo de sus reacciones porque era posesivo, porque le gritaba y le pegaba y no estaba dispuesta a hacer pasar por eso a sus hijos. Le aseguró que ella quería “estar en paz”. Él le pedía perdón por no poder darle plata y le pedía que sea “su mujer”.

En otras oportunidades le escribía para preguntarle si ella tenía algo para darle de comer y hasta incluso le pedía que le pagara un remis para llegar hasta la casa de ella desde el lugar donde lo dejaba el colectivo.

Los Silva “una familia unida”

En la audiencia de hoy también declararon Diego Silva, padre de la imputada, y tres de sus hermanos: Melina, Samanta y Víctor. Todos aseguraron que son una “familia unida” y que siempre le brindaron a Silva contención y ayuda cada vez que lo necesitaba. Otra cosa que tienen en común es que los cuatro, cada vez que se refirieron a las víctimas, las mencionaron como “los nenes”, como si se tratase de personas ajenas a su círculo familiar. En muy pocas ocasiones se los escuchó mencionarlos por sus nombres al menos.

Melina Silva y Diego Silva, hermana y padre de la acusada, fueron quienes estuvieron desde un primer momento en la casa de Silva tras el hecho. Pues la joven vivía en un departamento en la parte trasera de la vivienda donde sucedieron los homicidios y el hombre estaba cerca dado que iba de camino a su trabajo.

Melina recordó que aquella mañana del 1° de octubre del año pasado se despertó por el llamado de su madre quien le pidió que se fijara qué había pasado con Silva dado que en un grupo de WhatsApp había mandado un mensaje pidiéndoles perdón. La chica fue y vio los carteles pegados en las puertas, abrió una persiana de la habitación y llamó a los pequeños, pero nadie respondió. Sintió olor a gas y entró.

Dijo que en un pasillo vio una garrafa, que la abrió y la cerró. En ese momento llegó un patrullero policial y un policía le dijo que había acudido porque Silva le había mandado un mensaje para que fuera al domicilio. Entró prendió la luz de la habitación y de inmediato le pidió a la chica que saliera. Aseguró que ella pensó que su hermana se había suicidado.

Salió a la calle y llamó a su papá quien llegó a los minutos. Luego él le dijo que Silva no estaba en la casa y que los niños estaban muertos, ella pensó que por la inhalación del monóxido por lo que imaginó que podía haber esperanzas de salvarlos. Las mismas se desvanecieron cuando uno de los agentes le aseguró que sus sobrinos habían recibido dos disparos cada uno.

Lloró cuando contó que ingresó a la casa a los días posteriores y vio las manchas de sangre que habían quedado regados en la cama, en la pared y en el piso de la habitación.

Sobre Silva dijo que era buena, que tenían una buena relación y que una semana antes del hecho, llorando, le había contado que no sabía de dónde más sacar plata. Sobre la relación entre su hermana con los padres de sus sobrinos no dio buenos comentarios. Destacó que Funes era machista, que peleaba mucho con Silva y que ella solventaba todos los gastos.

“Marina no hagas gastos innecesarios”

A su turno Samanta Silva, hermana de la imputada, contó que mantenían un vínculo cercano y que el día anterior al hecho habían estado juntas. Habían compartido una merienda en la casa de la agente policial. Recordó que Silva estaba “como enojada” y que “escribía mucho en su celular”.

Recordó que le contó que había tenido problemas por el depósito de una plata en su cuenta y que al día siguiente iba a ir a resolverlo al banco. Para cuando Samanta se retiró del domicilio, cerca de las 21, recordó que su hermana había bañado a Bautista y a Sofía.

Contó que en más de una oportunidad hablaron por su pasar económico y que ella le dijo “Marina no hagas gastos innecesarios”. Comentó que era de hacerles regalos a todos y de encargarse de los festejos de cumpleaños familiares.

Sobre sus ex cuñados tampoco tuvo buenas opiniones. Dijo que Carlos De La Rocha había violentado a Silva en varias oportunidades, sobre todo recordó un episodio cuando nació Sofía. Dijo que ese día él la corrió de la casa y que se fue a vivir a lo de su mamá. En cuanto a Funes, padre de Bautista, también dijo que era violento, incluso controlador.

Víctor Silva, fue el más escueto de los hermanos, de brazos cruzados y balanceándose en la silla, contó que sabía que su hermana debía plata y que había sacado prestamos, pero desconocía a qué había destinado ese dinero. Recordó que a un prestamista Silva le empeñó el televisor de sus sobrinos.

Sobre Funes dijo que una vez lo quiso a apuñalar a él y que Silva “Debía darle plata para que llevara a Bautista” porque él no trabajaba y nunca tenía dinero.

Un padre "presente" y "confidente"

Diego Silva, padre de la acusada, con dolor recordó la mañana en la que se enteró sobre el hecho. Recordó que entró a la vivienda y vio a “Bautista durmiendo boca arriba” y un charco de sangre en el piso.

Aseguró que con su hija “eran confidentes” y que siempre la ayudó prestándole su tarjeta de crédito para hacer compras de cosas necesarias para sus hijos, como los lentes que le habían recetado a Sofía por su problema de miopía.
Con impotencia contó que el mismo día del hecho prestamistas le comenzaron a enviar mensajes para cobrarle dinero que su hija les debía. Dijo que con el correr del tiempo saldó esas deudas, pero no con dinero si no entregando por ejemplo una heladera y un televisor.

Contó que actualmente visita a Silva cada quince días en el la cárcel y que en una oportunidad la imputada le contó que había saco un préstamo para su madre y otro para Funes.

Sobre los padres de sus nietos dijo que eran ausentes y que solo aparecían a “sacarse la foto en los cumpleaños”.

Usureros al descubierto

Marcos Olguín y el oficial inspector Lautaro Escudero fueron otros dos que dieron su testimonio en la jornada. Ambos contaron que le prestaron dinero a Silva.

El primero dijo que le prestó 300 mil pesos a devolver en dos cuotas de 300 mil pesos y luego 200 mil pesos a devolver en dos cuotas de 200 mil pesos. El día del hecho le escribió al padre de Silva y él le entregó electrodomésticos para saldar las cuentas.

El oficial principal Escudero dijo que le prestó cien mil pesos y que ella debía devolverle 140 mil pesos pero que solo, a los seis meses, le devolvió apenas 50 mil pesos.

No quiero vivir más”

La psicóloga Verónica Vanderhoeven, quien asistió a Silva el día del hecho, contó cómo la vio. “Estaba seria”, aseguró. Dijo que, en el dique de Cruz de Piedra, donde la hallaron tras asesinar a sus hijos, la acusada no quiso recibir atención psicológica.

Mencionó que la entrevistó en la comisaría. Allí le preguntó si deseaba contarle algo y Silva le soltó frases como: “No quiero vivir más… No me salió el disparo, lo intenté varias veces”.
Dijo que la mujer le refirió que desde mayo había intentado quitarse la vida y que lo “seguía pensando”. “Se mantenía en postura absolutamente tranquila, con un discurso sereno y sin indicadores de delirio o alucinación”, aseveró la profesional.

“Una relación muy buena”

El último testimonio de la audiencia fue el de Jonathan Funes, papá de Bautista. Contó que su relación con Silva fue siempre “muy buena” y que la conoció a través de las redes sociales. Dijo que finalmente se separaron porque el vínculo “no daba para más” y porque tenían “problemas matrimoniales, como toda pareja”.

Aseguró que siempre protegió a Silva “hasta de su propia familia” y que la aconsejó para bien en todo momento. Negó de manera rotunda haber sido violento con ella y dijo que nunca intentó quitarle su arma en medio de algún conflicto.

Sobre un préstamo que presuntamente pidieron en conjunto cuando estaban en pareja, él lo negó. Dijo que Silva lo solicitó para comprarse un auto y que sus planes eran otros: “comprarse una casa”.

Al preguntarle sobre su hijo dijo que el pequeño “era el amor de su vida” y que al día de la fecha no ha logrado entender qué fue lo que sucedió. Sobre las tareas de cuidado dijo que Bautista permanecía una semana con él y una semana con Silva y que lo veía todos los fines de semana. Mencionó que, si bien no tenía trabajo y que solo realizaba “changas”, “siempre le hacía llegar” a la madre de su hijo lo que él necesitara.

Lloró cuando contó que una vecina, el día del hecho, le comentó que Silva golpeaba a su hijo.

Dijo tras los homicidios ella lo llamó por teléfono dos veces desde la Penitenciaría y que él le preguntó por qué lo había hecho pero ella no le dio explicaciones y solo le pidió perdón.
“Se llevaron a mis dos ángeles, ellos eran todo para mí, me dejaron sin nada”, dijo angustiado. Mencionó que si bien Sofía no era su hija él ayudaba en todo lo que respectara a ella.

Recordó que la noche del hecho él iba a ir a la casa de Silva. “Quizás no estaría contándola tampoco”, soltó.

Finalmente, la defensora oficial, Agustina Tobares, quien asiste a la acusada, solicitó que el testimonio de Funes sea considerado como falso y reveló que en su contra existe una denuncia hecha por la imputada por violencia de género. Eso daría cuenta que su relato no se condice con la realidad.

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