La película que revolucionó el cine de terror actual llegó a Netflix

¡Huye! se estrenó como un entretenimiento más a comienzos del año 2017 en Estados Unidos y en los meses inmediatamente posteriores en el resto del mundo. Fue un éxito de taquilla enorme y terminó recibiendo cuatro nominaciones al Oscar: mejor película, director, guion y actor principal. Ganó el Oscar a mejor guion, lo que convirtió a Jordan Peele en un hombre con dos récords: el primer afroamericano en ganar un premio de la Academia a mejor guion y el único en ser nominado a mejor director, guionista y productor en una misma ceremonia. Nada de esto fue imaginado o planificado por los involucrados en la película, cuya apuesta era, simplemente, hacer la mejor película posible para funcionar con el público, no con los premios.

La historia podría ser una comedia dramática con comentario social, una especie de sátira del racismo en la sociedad y una mirada irónica sobre el conocer a los suegros. Pero claro, en la escena inicial aparecen los indicios de algo inquietante y es un aviso que cualquier espectador tomará como el anuncio de lo que vendrá. Como en el clásico ¿Adivina quién viene a cenar? (1966), un joven negro debe conocer a la familia de su novia blanca. Esta vez el punto de vista es el de él, no el de ella. La pareja se ama, pero la familia, de clase acomodada, parece encerrar algo perturbador, si es directamente racismo o si existe algo extra, eso lo develará la historia en las siguientes escenas.

Poco a poco, esa comedia sobre las convenciones sociales abandona la esperanza de un tono gracioso y conciliador para mostrar que todos los miedos del protagonista son poco comparados con lo que realmente está pasando en la mansión de campo de la familia de su novia. La llegada de otros invitados no hace más que acentuar la sensación de claustrofobia y terror que dejará de ser algo más que una amenaza para convertirse en un horror muy concreto.

Cuando el lugar se llene de ancianos de clase alta blancos y empleados negros, la tensión irá en aumento hasta que el protagonista decida romper el hielo y averiguar con dichos empleados lo que está pasando. La respuesta fría, ajena y rara de todos ellos será la alarma final. ¿Podrá salir con vida o quedará atrapado en algo que ni siquiera sabe bien qué es? El terror y la ciencia ficción se unen en un guion muy sólido, no solo porque logra que lo inverosímil se vuelva creíble, sino porque cambia de género con una efectividad absoluta. Para cuando el juego haya sido desplegado del todo, el espectador ya comprará todo lo que la película le propone.

Pero también el guionista/director pone especial énfasis en la puesta en escena y en un tiempo para el relato que muestra un excelente pulso para el género. Escenas que no tienen en un comienzo explicación logran perturbar y generar el clima adecuado, ya no solo para el perfecto entretenimiento sino también para el cuestionamiento de una sociedad racista en general. Como en muchos otros films de corte fantástico, esa sociedad cerrada a la que accede el protagonista es la metáfora de la ideología de ciertos grupos que forman parte de la sociedad en la que vivimos. El encierro en el cual transcurre la trama es una versión pequeña del mundo y los planes del grupo no son otra cosa que un cuestionamiento de una ideología imperante durante mucho tiempo que aún subsiste en muchos lugares.

La combinación género con lectura social funciona muy bien, que bien podría pertenecer a aquellos films paranoicos de fines de los 60 y primera mitad de la década del 70. En todos los aspectos, ¡Huye! es una gran película que, como ocurrió años atrás con El silencio de los inocentes, se estrenó sin especular con el calendario de premios. Su genuino amor por los géneros es lo que le da potencia. Jordan Peele, famoso por ser comediante, se convirtió con su primer film en un director respetado por todos. Los dos siguientes, Nosotros (2019) y ¡Nop! (2022), lo convirtieron ya en un director de culto. ¡Huye! quedó ya en la historia del cine y para quienes aún no la hayan visto, esta es la gran oportunidad.
 

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Imagen: Hipertextual