El índice Nikkei cerró positivo este martes, tras perder 12,4% el lunes y sufrir la mayor caída en puntos de su historia.
El índice Nikkei de la bolsa de Tokio cerró el martes con una suba superior al 10%, recuperándose de la caída récord registrada el día anterior debido a la preocupación por la economía estadounidense y la fortaleza del yen.
El índice de referencia Nikkei 225 aumentó un 10,23% hasta los 34.675,46 puntos. Por su parte, el índice Topix, más amplio, sumó un 9,30%, a 2.434,21 puntos. El Nikkei se desplomó la víspera más de 12%, o 4.451,28 puntos, la mayor pérdida de puntos en su historia.
El primer ministro Fumio Kishida afirmó el martes que lo mejor será abordar las fuertes oscilaciones con la cabeza fría, mientras analistas anticiparon que la volatilidad continuaría por algunos días.
La firma Nomura Securities dijo que el mercado seguiría volátil esta semana. "La recuperación de hoy se puede explicar en una frase: recuperación técnica" después de una caída brusca, indicó.
El principal selectivo del parqué japonés, que ya había caído un 5,8% el viernes, se desplomó el lunes un 12,4% hasta los 31.458,42 puntos, tras retroceder unos 4.400 puntos durante la sesión, y batió su récord de pérdidas, que se remontaba al desplome bursátil de octubre de 1987.
El yen, cuya depreciación en los últimos meses había ayudado a la cotización de las empresas japonesas con presencia internacional, volvió a caer el martes a 146,66 unidades frente al dólar tras llegar en la víspera a 141,73 unidades, un nivel no visto desde enero. Frente al euro, la divisa japonesa se movía en la franja de 157,41 a 160,33.
Por qué cayeron con fuerza los mercados
Lo que sucedió fue que las cifras de empleo en Estados Unidos, peores a las esperadas, generaron una sensación en los mercados de que es posible que se entre en un periodo de recesión, en vez de un "soft landing" (aterrizaje suave), lo que obligaría a la Fed a recortar las tasas, más allá de lo previsto, para contener la actividad.
Por otra parte, el miércoles pasado, el Banco de Japón (BoJ) había decidido subir su tasa directriz a 0,25%, el nivel más alto desde 2008. Esto complicó el "carry trade" que se había generado: básicamente se aprovechaban las tasas muy bajas en Japón, y con ese dinero se invertía a otros países como en Estados Unidos.