La referente de la organización, recordó cómo fue tener que vivir tras la muerte de su hija, el 18 de junio de 2006, cuando viajaba junto a su hermana y una amiga en el auto de un joven que conducía a más de 100 kilómetros por hora. El vehículo impactó con otro donde se transportaba una familia que resultó ilesa.
Contó como fue su peregrinar en la justicia para lograr que el conductor fuera juzgado, pero el año pasado el Superior Tribunal de Justicia archivó la causa y ordenó su prescripción. Manifestó que recorriendo los pasillos de tribunales conoció a los familiares de otras víctimas y que con ellos hacen campañas de concientización y con algunas pintan estrellas amarillas en las calles donde se produjo la muerte de una persona tras un siniestro vial.