En Argentina la economía pende de un hilo. Si bien no es una novedad para los argentinos, que lamentablemente ya nos hemos acostumbrado a vivir en un mar de incertidumbres diarias, sí representa una preocupación. Leé la nota de Martín Alaniz, periodista Grupo Apolo.
En Argentina la economía pende de un hilo. Si bien no es una novedad para los argentinos, que lamentablemente ya nos hemos acostumbrado a vivir en un mar de incertidumbres diarias, sí representa una preocupación. Más en un contexto electoral con escasez de dólares. Un resultado adverso para el oficialismo nacional en las Paso puede detonar en tsumani el lunes siguiente. Ya le ocurrió a Mauricio Macri en 2019. La derrota de las primarias no solo sepultó sus posibilidades electorales de octubre, sino que la economía tembló en los mercados y en la calle.
Que el resultado de las elecciones del 13 de agosto próximo sea el que quiera la gente, la democracia abre instancias para renovar o ratificar cada dos o cuatro años según el caso. Pero sí, ojalá, que no haya ningún cimbronazo en la economía que nos ponga a todos “patas para arriba”. Todo argentino de bien quiere vivir en paz, armonía, con trabajo y previsibilidad. Si bien la fragilidad se percibe en el aire, en los bolsillos, en el supermercado y en todos aquellos lugares donde la plata no alcanza, otro tembladeral no le favorecería a casi nadie, salvo a los “vivos” de siempre que nunca pierden, aun en las crisis, donde ganan más.
El Gobierno intenta cerrar un acuerdo con el FMI que le sirva de dique de contención ante cualquier resultado negativo en las Paso. Las encuestas, por ahora, más allá de la poca credibilidad de las mismas, no vislumbran un escenario de derrota catastrófica. Algunas señalan que el ministro de Economía, Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria, sería el más votado; aunque Juntos por el Cambio, con Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, alcanzarían la mayoría de votos en la sumatoria del espacio. Y Javier Milei, de la Libertad Avanza, se mantendría expectante para pelear por ingresar a la segunda vuelta.
Ese escenario de encuestas, sondeos y análisis luego tendrá que confirmarse en las urnas. En general, las elecciones -de cualquier índole- muestran resultados diferentes a los exhibidos por los consultores en la previa. Asimismo todos los dirigentes políticos, sin excepción, siguen midiendo absolutamente todo. Repito: que la primaria arroje el resultado que la población determine con su voto, la democracia es maravillosa en ese sentido; pero -una vez más- imploramos por la paz económica luego del primer test nacional de tres posibles en el año. Es casi una súplica, por el bien de todos.