Ya no quedan dudas. Ignacio Ariel Marín, quien había caído desde el primer piso de la pensión de Villa Mercedes en la que vivía y luego falleció en el hospital de Villa Mercedes, fue víctima de una desgracia. Todos los elementos hallados en la escena del hecho, así como las declaraciones de los testigos, confirmaron que no intentó quitarse la vida ni tampoco fue empujado por otra persona, se cayó accidentalmente.
El golpe por el que permaneció en terapia intensiva desde la noche del sábado hasta el domingo, cuando murió, lo sufrió en la cabeza. De acuerdo a lo que contó el fiscal instructor, José Olguín, el hombre de 41 años había sido intervenido quirúrgicamente, pero después no resistió y no tuvo la evolución que los médicos esperaban para las próximas 72 horas.
El accidente ocurrió el sábado, alrededor de las 18:30, en Belgrano 1622. Allí vivía Marín junto a su pareja.
De acuerdo a lo que contó la mujer, ese día, desde las tres de la tarde su novio tomaba bebidas alcohólicas, vino y cerveza.
En el transcurso de la tarde, llegó al departamento un amigo de Marín, quien también vive en el mismo edificio. Entre los tres comenzaron a preparar empanadas para vender.
En un momento, Marín y su pareja se acercaron a una ventana del departamento que da hacia la calle, con la intención de fumar.
En eso que estaban arrimados a la ventana, al hombre se le cayeron hacia afuera las llaves de la moto de su novia, que quedaron dentro de una especie de alero que hay en el edificio, entre la planta baja y el primer piso.
En un intento por recuperarla, Marín acercó una silla, a la que se subió, y sacó medio cuerpo hacia afuera para tomar las llaves. Pero en el movimiento de estirar las brazos, perdió la estabilidad y cayó desde una altura de 4.62 metros.
Pese a todo, cuando fue auxiliado por los paramédicos, aún estaba lúcido.