La Patria es mucho más grande que un puñado de dirigentes políticos, sindicales, empresariales y sociales que “muñequean” el país hacia un lado o hacia el otro movilizados por su interés ideológico. Una columna de Martín Alanis
La Patria no son solo símbolos. Nadie es más patriota por llevar escarapelas, cantar el himno o izar la bandera. Las representaciones comunes nos identifican como Nación, nos permiten reconocernos y diferenciarnos con otros países. La simbología sirve para entender que formamos parte de una misma casa pese a las diferencias propias que expresa el ser humano en su actuar.
La Patria también es cohesión. Y no me refiero a la simbología, que ya lo señalé en el primer párrafo. Sino a la cohesión de valores y sentidos que nos permitan vivir en comunidad. Unidad, en definitiva. Esa palabra tan remanida pero poco practicada. Unidad aun la diferencia. No se puede pensar de la misma manera, menos aún en sistema democrático que exige el pensamiento divergente como fundamento de la pluralidad. Lo que no podemos hacer, ni en lo individual ni en lo colectivo, es confrontar por la confrontación misma. El sistema democrático exige diálogos y consensos. Las famosas políticas del Estado. Continuidad de proyectos independientemente de las autoridades o los partidos.
El 25 de Mayo, el 20 de Junio o el 9 de Julio nos recuerdan todos los años que no podemos vivir y convivir en la grieta permanente, en la grieta que condena a millones de personas a la pobreza, que eleva los índices inflacionarios a niveles superiores al ciento por ciento, que informaliza la actividad laboral en porcentajes históricos, que endeuda y endeuda a una Nación sobreendeuda.
La Patria es mucho más grande que un puñado de dirigentes políticos, sindicales, empresariales y sociales que “muñequean” el país hacia un lado o hacia el otro movilizados por su interés ideológico (y económico, claro) sin atender lo que piensa el otro. La Patria es ese trabajador o trabajadora que todos los días se levanta al alba para movilizar la rueda económica, para llevar el sustento diario a su casa, para sentir tranquilidad y dignidad en su vida.
Es inconcebible que la dirigencia en general se siga mirando el pupo desconociendo ese país inmensamente más grande que ellos. Ojalá que la generosidad algún día le gane al egoísmo para construir una patria para todos, fundamentalmente para esos millones de anónimos que en el más absoluto silencio solo piden estabilidad, previsibilidad y paz. ¡Viva la Patria! ¡Vivan las fechas patrias! ¡Vivan los héroes de la Revolución de Mayo! Y vivan los millones de argentinos que amamos nuestra patria y la construimos todos los días.
Por Martín Alanis
Periodista LV28 Radio Villa María