Martín Alanis, periodista de LV28 y parte del Grupo Apolo, realiza su análisis sobre la Argentina de la inmediatez, un país urgido por soluciones mágicas que nunca llegan y que necesita repensar con seriedad una salida con todos, sin líderes mesiánicos.
Lo urgente siempre tapa lo importante. La coyuntura estrangula la proyección. El presente mata al futuro. Así es la Argentina de la inmediatez, un país urgido por soluciones mágicas que nunca llegan. La decadencia del hoy responde al descalabro de tiempos pasados. La crítica situación económica no nació de un repollo, ni la trajo la cigüeña. Políticas económicas equivocadas, contrarias al interés nacional, profundizadas por una dirigencia más preocupada por la rosca que por la política, lleva al deterioro generalizado en pilares fundamentales de la sociedad como el trabajo, la educación, la salud y la seguridad.
A nadie de la clase política le interesa lo importante: la movilidad social ascendente, la formación de profesionales, la buena calidad sanitaria, la tranquilidad para caminar por las calles, el desarrollo de las personas y la calidad educativa de las nuevas generaciones. Sí es más fácil hacer una obra, cortar una cinta, posar para la foto y salir en todos los diarios y redes sociales. Da más rédito político, tal vez, ¿pero cuánto ayuda al desarrollo del ser humano? Hoy la sociedad demanda estabilidad económica y seguridad para vivir, dos materias importantes, pero que la urgencia no permite atender.
Estabilidad para proyectar, para evitar que los hijos se vayan del país, para conectar con la esperanza y la expectativa de crecimiento a partir del esfuerzo diario, sincero, comprometido con el desarrollo del conjunto de la sociedad. Y tranquilidad para caminar por las calles sin tener miedo al robo, al asalto. La delincuencia gana las calles en la misma proporción que el Estado se retira de sus obligaciones centrales de brindar educación, empleo, seguridad social, salud, contención, seguridad.
Podemos discutir todos los días el precio del dólar, la suba de la tasa de interés, los índices de inflación, la pérdida del poder adquisitivo, aunque mientras en el horizonte no haya políticas de Estado que tiendan a reducir las desigualdades sociales no habrá ninguna aspira que calme el dolor. Un país con la mitad de su población en la pobreza no tiene posibilidades de crecimiento colectivo. Argentina cuenta con casi 47 millones de personas en un territorio de 3.761.274 km2. No sobra nadie, al contrario, faltarían muchos más. La salida es con todos. Sin líderes mesiánicos. Con un proyecto serio de país, donde prevalezca lo importante y no lo urgente. Es el desafío actual.
Por Martín Alanis
Periodista LV28 Radio Villa María
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