Después de trabajar durante un tiempo para otros diseñadores abrió su propia empresa con una propuesta de alta calidad que transformó la estructura tradicional de la ropa masculina. Hoy, a sus 88 años, es dueño de un imperio colosal.
Giorgio Armani ha logrado instalar una marca en la historia de la moda y construir un imperio; lo hizo a su manera, sin la menor estridencia. Su empresa, que la revista Forbes tasó en 2021 en 8.200 millones de dólares, comenzó de la manera más natural: a partir de una idea. Él estudiaba medicina en la Universidad de Milán -gracias a una beca- cuando decidió dedicarse a la fotografía.
A su regreso del servicio militar a fines de la década del 50 trabajó durante un tiempo para otros diseñadores hasta que se hizo cargo de las vidrieras de los grandes almacenes La Rinascente. Cuatro años más tarde abría su propio negocio en Milán con su socio Sergio Galeotti. Armani, así de sencillo, se inauguró con una colección de ropa de hombre.
Algo en sus diseños sedujo de inmediato porque distendía la tradicional estructura del traje masculino y le daba una nueva comodidad, una cierta fluidez; lejos de toda extravagancia, sin otro adorno que la caída perfecta, la sutileza de los colores y el género soñado: Armani era estilo puro.
Poco después, por la influencia que ejercía entre las mujeres, decidió diseñar también ropa femenina, algo andrógina, de reconocible, lujosa austeridad. Hollywood no se distrajo. Rápidamente le encargó a Armani el vestuario de Richard Gere para la película Gigoló americano, de Paul Schrader. Más tarde, la empresa incorporó una sección de pret-a-porter, más accesible; diseñó los uniformes del personal de la compañía de aviación Alitalia y vistió equipos de fútbol de Italia e Inglaterra.
Giorgio Armani y el nacimiento de un grande
Armani siguió creciendo. Fundó Armani Privé, su colección de Alta Costura; además una división de jeans, otra para niños, líneas de cosméticos, diseños de interior de casas y hoteles y por supuesto perfumes. Al cumplir 40 años, la empresa inauguró el museo Armani/Silos, un espacio formidable situado también en Milán, destinado a albergar exhibiciones de todo tipo.
Armani es un gran amante del cine. “Me habría gustado dirigir una película sobre mi vida, con Paul Newman interpretando mi papel”, dijo en una entrevista a la revista Bazaar. En la actualidad, Cate Blanchett es la cara su nuevo perfume Sí; Kristin Scott Thomas ha sido la imagen de la última colección de primavera y Beyoncé promociona la fragancia Diamonds.
La reciente propuesta de Alta Costura para otoño invierno de Armani Privé es un homenaje a los años 20, que el diseñador define como una época de marcada sofisticación: “Pura alegría y placer, incluso frivolidad”. La colección, que presentó una buena cantidad de brillos y piedras, algo inusual en él, está inspirada en Tamara de Lempicka, una artista que caracterizó con su obra la atmósfera glamorosa y despreocupada de la época.