Es doctora en Bioquímica e investigadora del CONICET. Participó de una campaña internacional para estudiar nódulos polimetálicos que serían útiles para construir fuentes de energía sustentable. En La Vuelta del Perro explicó si esta explotación minera, podría dañar el fondo marino. La historia de una mujer que se aferró a sus sueños.
Ana Carolina Ronda (43 años) participó por segundo año consecutivo en un estudio de impacto ambiental en el Norte del Océano Pacífico, en una zona conocida como Clarion Clipperton, donde se encuentra la mayor riqueza de nódulos polimetálicos.
Es bioquímica y Dra. en bioquímica por la Universidad Nacional del Sur en Bahía Blanca. Se especializó en Oceanografía Química y en la actualidad se dedica a estudiar el efecto de los contaminantes en los organismos marinos a través de pequeñas moléculas o marcadores que indican que está pasando ambientalmente.
En diálogo con La Vuelta del Perro comentó que en 2019 surgió una convocatoria para mujeres interesadas en participar de una campaña oceanográfica organizada por la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA). Se trata del ente gubernamental que regula la exploración y explotación de los recursos oceanográficos más allá de la autoridad de las jurisdicciones.
“Por lo conforme que quedó la compañía me contactaron en 2021 para participar de la campaña 2022”, indicó.
Explicó que los nódulos polimetálicos son pequeñas rocas que se concentran en zonas particulares del fondo marino, las cuales se consideran serán el futuro de la energía sustentable porque tienen una concentración altísima de minerales. “Se quiere ver cuál será el impacto ambiental si estos nódulos se extraen”, indicó.
Dijo que si bien la explotación minera es posible, la cuestión es cómo hacerlo de forma sustentable y sostenible en el tiempo sin que los recursos se vean afectados y puedan recomponerse.
LA FALSA CARTA
“Mi interés por la ciencia nació con la revista ´Muy Interesante’, que promovía un concurso para conocer la NASA y mi mamá me orientó con las preguntas. No sabíamos inglés y nos ayudó una profesora. Al tiempo me respondieron que era muy chica para postularme, pero que siga estudiando para alcanzar mis objetivos. Mucho después me confesó que la respuesta la había escrito ella, y por entonces yo ya tenía en claro mi futuro. Siempre fui muy estudiosa, no de esas personas muy inteligentes, pero sí perseverante y una beca del gobierno me permitió concretar la carrera y colaborar en mi casa”, reconoció.
Conoció a su esposo, Leandro Gerardi (ingeniero eléctrico), en la Acción Católica, cuando ambos eran niños. Más tarde se reencontraron en una feria de ciencias y fueron amigos durante cuatro años. Hasta que él le declaró su amor.
“Hoy estoy felizmente casada. Sería imposible trabajar en esto sin su apoyo. Es un gran sostén de mis sueños y en muchas ocasiones se ocupa de la casa”, lo define. Tienen dos hijos, Luisina (12) y Martinano (8).
Entrevista: Marcelo Arbillaga y Mercedes Magnano
Operador: Andres Berretta
Producción: Carolina Chiarotto Magallanes
Informe16