Cansados de la vida urbana decidieron comprarse un barco. Es la historia de Fernando Zuccaro (63) y Barbara Beron Vera (48), un matrimonio de La Plata que decidió izar las velas y animarse a la aventura de vivir en el agua.
“Las cosas en la ciudad no venían muy bien así que armamos el bolso y nos animamos a la aventura. Había poco laburo y salí a buscar trabajo de lo que sea”, dijo Fernando en diálogo con Gente Necesaria. Ahora están en Caravelas, sur de Brasil, recién llegados de Noroña, un viejo puerto ballenero perdido en el mundo.
Este cantautor narró cómo decidieron vivir en el agua.
El barco tiene una planta potabilizadora, pantalla solar, les permite pescar y hacer viajes como un medio de vida. “No tenes los gastos de vivir en ciudad, vivís mucho más tranquilo. No tenemos televisión, andamos descalzos y todo es mucho más sencillo”, señaló Fernando.
“El gringo” como lo conocen en La Plata, navegó por Europa con otro barco a vela. Cuando regresó a la ciudad quiso poner una escuela de navegación y fue ahí cuando comenzó a buscar el casco de un barco viejo para construir una aula.
Hasta que un día le dijeron que
en el río Tigre estaba hundido el barco que necesitaba para cumplir su sueño. Lo reflotó, reparó y puso a navegar con su familia a bordo. Había sido construido en 1886 en Pegli (Genova, Italia) como carguero en la última etapa de la “Era de la Vela” y transportaba mármol de Carrara de Genova a Irlanda y desde ahí cargaba carbón mineral hacia Sudamérica (parando en Brasil, Uruguay y Argentina).
En el proyecto, Barbara, su esposa, fue fundamental. Es de San Fernando y bióloga marina. Juntos formaron una familia a bordo, en donde nació Juan su hijo de 9 años que nunca vivió en la tierra.
“No fue en absoluto difícil convencerla. Me re banca”, dijo Fernando. Salieron del puerto de La Plata hasta Florianópolis como su primer destino.
La historia del barco reflotado
En la década de 1990, Fernando compró su barco, la Goleta Gringo, como chatarra y la reflotó del fondo del río Luján en Tigre y la restauró. El barco había sido construido en 1886 en Pegli (Genova, Italia) como carguero en la última etapa de la “Era de la Vela” (cuando el transporte de carga se hacía en barcos propulsados a vela y luego se fueron incorporando los motores a vapor).
Originalmente se llamaba Luigi Palma. Transportaba mármol de Carrara de Genova a Irlanda y desde ahí cargaba carbón mineral hacia Sudamérica (parando en Brasil, Uruguay y Argentina).
En 1933 hizo su último cruce del océano y permaneció en Argentina, en donde fue vendido y pasó a llamarse Pegli (en honor a la ciudad donde había sido construido). En 1974, lo abandonaron en el río Luján de Bs As hasta que Fernando lo redescubrió y lo devolvió a la vida. Con mucho esfuerzo y contra todos los pronósticos de amigos, conocidos y hasta familiares de aquella época, logró ponerlo a navegar y transformar su sueño en un proyecto de vida. Le cambio el nombre, contra la tradición marinera y lo llamo Goleta Gringo.