Nadie sabe bien cómo debe ser un rockstar. Pero hay un estereotipo claro. Y en el último cuarto de siglo si alguien llenó cada requisito de la figura clásica que combina iracundia, desmanes, escándalos, excesos, presencia escénica (a pesar de su habitual quietud), actitud, talento y, por supuesto, grandes canciones, esa persona es Liam Gallagher, el cantante de Oasis. Uno de los últimos grandes personajes del rock.
La bio que eligió para Twitter (es un usuario muy activo, responde a los que le hablan, no cuida las formas y lo utiliza, claro, para hostigar a su hermano) define su nivel de megalomanía: ESTRELLA DE ROCK & ROLL DIVINO RASTA ÍCONO LEYENDA BÍBLICO OMNIPRESENTE PROFETA ESPIRITUAL MAJESTUOSO CELSTIAL OPTIMISTA BUDISTA JEDI ACCESIBLE ZEN AMANTE HUMILDE. Sí, todo en mayúsculas, porque todo en su vida es enfático.
Hoy Liam cumple 50 años. Para festejar su medio siglo de vida, viajó, junto a su novia, sus tres hijos y varios amigos, a Mustique, una isla exclusiva en las Antillas Menores. Vacaciones familiares en el Caribe: al parecer la vida agitada quedó atrás. Al menos por unos días.
La idea de esta inesperada madurez parece reforzarse con su actitud ante la muerte de la Reina Isabel II. Anunció que iba a ausentarse unos días de las redes sociales para evitar lastimar a nadie. Un détox oportuno aunque poco previsible.
Una señal más: unos días antes del reciente concierto tributo a Taylor Hawkins, Liam contó que deseaba honrar al baterista de los Foo Fighters pero que en el backstage se escondería de Brian May, la leyenda de Queen: “Hablé mal de él demasiadas veces. Así que si lo veo por ahí me ponga mi capucha y salgo corriendo para otro lado”, declaró el menor de los Gallagher.
Su primera gran aparición fue en 1994. Oasis tocaba por primera vez en Top of The Pops, el clásico programa de TV inglés. La banda estaba formada al revés. La batería y el bajo delante, en primer plano. Él, el cantante, detrás, en la última fila, casi en un rincón. Canta, estático, Shakermaker. Cualquier desprevenido hubiera pensado que se trataba de un frontman (en este caso ni siquiera porque se ubicó al fondo) tímido, apocado, que prefiera que la atención se concentre en el resto. A partir de ese momento, cada movimiento y aparición pública de Liam, desmentirá esa impresión inicial.
Oasis fue, junto a Blur, la cara del Brit Pop durante los noventa. Sus dos primeros discos irrumpieron con una fuerza que hacía tiempo no se veía. Hits, ideas y personalidad. Pasaron a dominar el rock inglés con sus grandes temas, su actitud arrogante y la sensación de peligro, de vértigo, en cada aparición pública. Liam dominaba los escenarios sólo estando parado en el medio, sin moverse, con su voz, su dicción particular y su manera de plantarse.
A los hits, que parecían inagotables, los acompañaban con los excesos y las tapas de los tabloides. Atacando hasta la frontera del bullying a las estrellas consagradas pero que parecían estar de salida, subrayando que ellos, Oasis, eran los nuevos reyes. “La música chata y floja surge de vidas aburridas. La buena música surge de vidas interesantes, variadas, movidas” decía Liam.
El público joven se sentía representado por su desborde, o al menos, lo anhelaba para ellos mismos. El secreto, tal vez, residía en que sus canciones, sus interpretaciones, hacían sentir estrellas de rock al que las escuchaba. Alguna vez le pidieron que le diera un consejo a los jóvenes que querían hacer su camino en el mundo de la música: “Para ser estrellas de rock, miren por la ventana, contemplan las nubes un buen rato y tírense pedos bien sonoros”.
Unos años atrás, la Q, la revista británica de música, se dispuso a hacer un número especial sobre Oasis. Cuando el director lo contactó para pedirle una nueva entrevista, Liam respondió: “¿Por qué va a hacer un número especial sobre nosotros? Una pregunta tonta. Lo correcto sería ¿cómo no van a hacer una revista sobre nosotros? Somos los mejores en las entrevistas, nadie sale como nosotros en las fotos, somos inigualables hablando mal de los demás. No hay nadie mejor. Nunca me interesaron demasiado las revistas, pero hasta yo lo sé: sin nosotros las revistas serían aburridísimas. Desde la primera entrevista hasta la última que di, fuimos los mejores. Hasta Noel es bueno. No es tan gracioso como yo y ni cerca está de ser tan buen mozo como yo. Pero, él viene en el segundo puesto”.
Después de la ruptura de Oasis, de la salida de Noel, en 2009, junto a los otros integrantes de la banda formó Beady Eye con el que sacó un par de álbumes. Luego fue el tiempo de la carrera solista. Tres discos, el último apareció unos meses atrás, que contaron con la adhesión del público. Desde que se disolvió Oasis, cuatro de sus trabajos llegaron a la cima de los charts ingleses.
Se casó dos veces. En 1997 con Patsy Kensit, pero pocos meses después tuvo un affaire con la cantante Lisa Moorish con la que tuvo un hijo. Kensit lo perdonó, tuvieron un hijo al que llamaron Lennon, pero dos años después se divorciaron. A los poco años se volvió a casar con Nicole Appleton. En el medio de ese matrimonio tuvo su tercer hijo pero con otra mujer, una periodista con la que tenía una relación clandestina. A las dos las dejó por Debbie Gwyther, su actual novia, que según sus palabras fue quien consiguió darle paz interior y civilizarlo. Estas vacaciones familiares para celebrar los 50 y sus últimas prudentes actitudes públicas parecerían ser la prueba.
Hay dos maneras de narrar la vida de Liam. A través de sus discos y sus logros musicales (Oasis, Beady Eye, los trabajos solistas) sumándole alguna manifestación de su evidente megalomanía y talento. O a través de la sucesión de batallas con su hermano Noel, el otro Gallagher de Oasis.
Joseph Conrad escribió una novela breve y perfecta llamada Los Duelistas (que tuvo en 1977 una gran adaptación cinematográfica, la ópera prima de Ridley Scott). Es la historia de dos húsares franceses de la época napoleónica que se baten a duelo cada vez que se encuentran a lo largo de toda su carrera. Los enfrentamientos se suceden, el odio recrudece y ellos no saben, u olvidan, cuál es la causa del encono. Odiarse y pelearse se convirtió en uno de sus hábitos más instalados sin importar el motivo original. No recordar el inicio seguramente nimio les permitía continuar con esa persecución que, al mismo tiempo, los enfrentaba y los hermanaba. Una versión de la novela o una remake de la película podría ambientarse en el Manchester de los noventa y ser protagonizada por Liam y Noel Gallagher, los líderes de Oasis.
Es imposible determinar cuándo empezaron las peleas entre los hermanos Gallagher. Lo único que puede saberse con certeza es cuando van a terminar: nunca. Se podría alegar que las peleas entre hermanos son normales. Sin embargo pocas veces han llegado a semejantes niveles de virulencia, persistencia y exposición pública. La de los músicos de Oasis es una pelea (brutal) de hermanos multiplicada exponencialmente por la intersección de esos mundos hiperbólicos que son el rock y la fama global.
Apenas alcanzaron notoriedad, Noel y Liam llevaron a los escenarios sus riñas cotidianas. Desde 1994 hasta el 2009, momento de la separación definitiva, alguno de los dos hermanos -preferentemente Noel- abandonó la banda casi con frecuencia anual. Fueron 15 años tórridos, infernales para ellos y bastante divertidos para los de afuera.
En 1994 durante un show en Los Ángeles, Liam cambió la letra de uno de los temas sólo para molestar (y agraviar) a Noel. Hubo reproches, algún empujón hasta que Liam le revoleó su pandereta por la cabeza. Todo esto ante los espectadores que luego fueron insultados por Liam, hermano menor y cantante. Noel dejó Oasis por primera vez aunque regresó a las pocas semanas.
Ese mismo año en una entrevista con la revista NME con el periodista como testigo se insultaron durante decenas de minutos. El catálogo de agravios utilizados sorprendería hasta al más procaz. La grabación de ese espadeo de insultos se convirtió en un disco pirata que se vendió muy bien y que algunos mal pensados consideran que es el mejor single de la banda.
En 1995 grabaron su obra maestra (What´s The Story) Morning Glory? Las grandes canciones no surgieron de un clima de trabajo apacible. Una noche en medio de una larga jornada de grabación a la que Liam había faltado, se abrió la puerta del estudio e ingresó el cantante con una veintena de amigos. Quería seguir la fiesta mientras los otros trabajaban. Noel lo insultó. En segundos la cuestión escaló a niveles sísmicos. Cegado por la bronca manoteó un bate de cricket que había un rincón del estudio y se lo partió en la cabeza a Liam. Esa noche en el estudio hubo un visionario: alguien rescató el bate y lo subastó muchos años después; obtuvo varios miles de libras.
Esos desencuentros violentos no impidieron que el disco y en especial Wonderwall se convirtieran en un éxito mundial.
Mientras Oasis se peleaba con Blur para ver quién era el rey del Brit-Pop, las luchas intestinas continuaban. Una pulsión que los hermanos dejaban fluir con libertad.
Cuando MTV los contrató para hacer un Unplugged, los preparativos fueron largos y onerosos. Pero llegado el día de los shows, Liam no estaba en condiciones de cantar. El motivo oficial alegado fue laringitis pero el rumor indicaba otra cosa.
Noel se puso al frente de la banda. Su actuación como cantante fue más que digna. Pero no sólo tuvo que soportar la ausencia de su hermano. Liam sentado en primera fila lo molestó toda la sesión y se mofó cada vez que pudo del modo de cantar de Noel, aunque esa noche haya demostrado que podía hacerlo.
En mayo del 2000, después de un frustrado show en Barcelona, se produjo una pelea que pareció la definitiva. En medio de una discusión Liam dudó que Noel fuera el padre de su hija. La gresca fue épica. Y Noel volvió a dejar la banda, convencido de que era imposible la convivencia. Pero siguieron adelante juntos otros nueve años más.
Alguna vez Noel dijo que había aprendido y que su táctica había variado: “Ya me di cuenta. No me peleo más. Ahora lo trabajo psicológicamente. Por momentos me tiene un miedo mortal”.
Cada vez que ocurría uno de estos incidentes la prensa se ocupaba varios días. Tapas de diarios, rumores de ruptura, declaraciones cruzadas, sesudos análisis en las revistas musicales. La explosión final ocurrió en 2009. El hecho no fue demasiado más grave que los anteriores. O sí, pero con los Gallagher es difícil encontrar un parámetro. Unos días antes de la presentación en un gran festival parisino, Liam faltó a otro show. Noel dijo que el hermano no cantaba esa noche porque la terrible resaca que padecía no se lo permitía. Liam lo demandó por injurias. Cinco días después, mientras esperaban en camarines para tocar en ese festival, en el Rock en Seine, empezó una discusión como tantas otras. Un hermano le tira una ciruela a otro. La velocidad de agresión se aceleró en segundos. Mientras Noel gritaba, apareció Liam blandiendo la guitarra de su hermano como si fuera un hacha. E intentó cometer un fratricidio cortándole la cabeza: “Ya no sos mi hermano”, gritaba mientras lo perseguía.
Esa pelea marcó el final de Oasis. Ni siquiera salieron a tocar esa noche. Al día siguiente Noel emitió un comunicado: “Con algo de pesar y de alivio renuncio a Oasis. La gente escribirá y dirá lo que quiera, pero simplemente no podía continuar trabajando con Liam ni un solo día más”.
Pasadas unas horas amplió la declaración: “Los detalles no son importantes y son demasiados como para hacer una lista. Siento que debo aclarar que el nivel de intimidación física y verbal hacia mí, mi familia y amigos se ha vuelto intolerable. Y la falta de comprensión y de apoyo de mis managers y de los compañeros de la banda no me dejaron más opción que retirarme”.
Cada vez que los periodistas entrevistan a uno de los hermanos quieren que definan al otro. Poco después de la separación, Noel dijo que Liam era violento, arrogante, intimidante y muy perezoso; que vive enojado, que es el hombre con más furia que ha conocido. Pero la mejor descripción la dio con la siguiente frase: “Es como un hombre con un tenedor en un mundo de sopa”.
Para los Juegos Olímpicos de Londres, la organización había invitado a Liam a cantar Wonderwall. Pero necesitaban la autorización de Noel. El guitarrista recién dio su aprobación a último momento, sólo para hacer sufrir un poquito más a su hermano menor.
Con el correr de los años, fueron varias las oportunidades en las que se habló de una posible reunión. En 2011, Noel pareció que conciliaba y que por una gran suma aceptaría: “Estoy dispuesto a hacerlo por 20 millones de libras”. Pero su siguiente frase clausuró cualquier posibilidad de reconciliación: “Mi hermano es un estúpido, un absoluto energúmeno, pero creo que una vez lo podré hacer. Quizá algún día volver a tocar juntos sea una buena idea. Por ahora estoy muy ocupado”. Hace poco se dijo que Noel rechazó 100 millones de libras por el regreso.
93.9 FM Ranquel