Marina Motta, Terapeuta en Descodificación Mente Cuerpo y Alma y certificada en Mindfulness e Inteligencia Emocional nos enseña a agradecer por todo lo vivido, por lo aprendido, por las dificultades del camino y los desafíos que puso el horizonte. Agradecer para amarnos enteramente. Una columna para leer con cara de feliz cumpleaños.
Honro y agradezco a todas las que alguna vez fui o creí ser.
A mis partes que ya no están que se fueron disolviendo en el camino, dejando huellas.
A mis pedacitos que se fueron cayendo en lugares que ya no me pertenecen.
A mis partes rotas que nunca más encontré.
A mis vacíos y crisis existenciales, que me hicieron buscar más allá de lo que podía ver y sentir.
A mis cuestionamientos y un pensamiento que abrió juego: “tiene que haber otra manera”.
A mi ansiedad que me sacudió fuerte para moverme de lugares que ya no resonaban conmigo.
A mi miedo que me salía por los poros, pero cuando lo escuché, lo transformé y lo resignifiqué, descubri que mi enemigo fue mi salvador.
A mis faltas de aire que me estrujaban el pecho que hicieron que aprendiera a respirar la Vida con más calma.
A mis procesos frustrados, caprichos y enojos que no me llevaron donde quería, sino donde debía estar.
A todas mis noches oscuras del alma, que no hacían más que confirmar que siempre amanece y todo pasa.
A mi cuerpo que no pude contener ni abrazar y aun así sigue acá conmigo.
A la jueza que señalaba y sabía todo y que luego entendió que lo hacía por miedo a no ser aceptada.
A mis partes vulnerables que no supe tocar por creer que me dejarían caer, pero que nunca dejaron de esperarme para abrazarme cuando al fin nos reencontramos.
A todas mis facetas que salieron a borbotones a la luz y que fueron desnudando y moldeando a quien estoy siendo hoy.
Y fue cuando no sabía ni quién era, ni a dónde iba, ni que hacia ahí, que tuve la certeza que había llegado el momento de decidir de nuevo, de reconstruirme y de traerme de regreso a mi esencia.
Gracias a todas mis micro muertes que hicieron espacio para la creación y la celebración de la vida.
Gracias vida por enseñarme a danzar armoniosamente con lo que me rodea y me toca caminar, aunque a veces no es tan fácil como parece.
Danzo más libre, encontrándome en cada movimiento, siendo con mi esencia, descalza, sin maquillaje y con los pelos revueltos, tratando de encontrar ese equilibrio que no siempre es 50/50, pero que me hace estar en presencia y en común-unión con Todo.
Celebro la vida y mi corazón late más fuerte que nunca.
Renazco sin caparazón, ni armadura, con los brazos abiertos y el alma expandida. Auténtica, singular, sincera y coherente con lo que late adentro.
Agradeciendo y sintiendo el pulso creativo que me trajo hasta acá, siendo partícipe de esta hermosa aventura que es vivir.
Feliz renacer querida y amada versión de hoy!!!
Pd.: “Es cierto que aparecimos en este universo por azar, pero la idea del azar sólo es un disfraz de nuestra ignorancia” Freeman Dyson.
Que siempre tengas motivos para celebrarte.
Con mucho amor
Por Marina Motta
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