Abril es un mes muy bueno para consumir una gran variedad de frutas y verduras, ya que muchas de ellas están de temporada. Esto conlleva que sean cultivadas en un clima más favorecedor y natural para ellas, lo que hará que nos podamos beneficiar todavía más de los nutrientes que estas nos aportan.
La nutricionista Patricia Ortega ( @patriortega_nutricion) indica que, al ser de temporada, en el momento de su recolección conservan mejor las propiedades nutricionales, sabor y aroma. «Además, el consumo es más sostenible y suelen estar a mejor precio».
Algunos estudios científicos –expone Ortega– han comprobado que el tipo de color o pigmentos de los vegetales aportan efectos beneficiosos en la prevención de algunas patologías dentro de un estilo de vida saludable.
«Y es que el color de las frutas y verduras es debido a los fitonutrientes, es decir, sustancias de origen vegetal que no tienen valor nutricional, pero son de gran interés por sus efectos beneficiosos en nuestro organismo en sinergia con sus otras sustancias», explican las hermanas Verónica y Nazaret Pereira, nutricionistas y fundadoras de ' Nutrición Pereira'. Así, dependiendo del contenido de cada uno de estos fitonutrientes, la fruta adquirirá un color u otro.
Cada color conlleva unos beneficios
Las expertas de 'Nutrición Pereira' comparten los beneficios que obtenemos de las frutas y verduras, según el color que contengan:
- Las frutas de color amarillo (plátano, piña, mango, limón, nísperos...) son ricas en carotenoides y combaten el estrés, favorecen la cicatrización de la piel y mejoran el sistema inmunológico.
- El color naranja como el de las mandarinas, melocotón, zanahoria o calabaza, se debe al betacaroteno, que es un precursor de la vitamina A y un potente antioxidante capaz de eliminar los radicales libres, causantes de enfermedades cardiovasculares y cánceres entre otras afecciones.
- El morado presente en frutas como arándanos, uvas o moras contiene antocianinas, un potente antiinflamatorio y antioxidante.
- El color rojo de las fresas, frambuesas, granadas o sandías se debe al alto contenido en licopeno, un gran aliado en la prevención de enfermedades cardiovasculares y el cáncer de próstata y colon.
- Por otra parte, el color verde del kiwi, las peras o el aguacate son ricas en luteína, que previene la pérdida de visión, las cataratas y la degeneración macular. Xus Murciano, especialista en Nutrición y Dietética y autora de ' ¿En qué somos diferentes las mujeres?', destaca también su alto contenido en clorofila y ácido fólico, que lo podemos encontrar en las espinacas, lechuga, berros, alcachofas, coles... «Las judías verdes son una buena fuente de calcio, sobre todo, para aquellos que tengan una dieta vegana», añade.
Murciano hace hincapié en el aguacate (grasas saludables), las fresas (vitamina C), la lechuga (contiene mucha agua y es baja en calorías) y la zanahoria (buena para la piel y la salud ocular), porque además están de temporada.
Las nutricionistas consultadas por ABC Bienestar aconsejan consumir una gran variedad de frutas y verduras (en colores) porque de esta forma conseguiremos más vitaminas, minerales y fitoquímicos, sustancias beneficiosas para nuestro organismo. Además, «una dieta rica en frutas y verduras se asocia con una menor incidencia de cáncer, enfermedades cardiovasculares y muerte prematura», señala Pereira.
«Recomendamos comer al menos entre 400-600 gramos o de 5 a 7 porciones entre frutas y verduras al día», manifiesta la experta, quien asegura que esto ayuda a garantizar una ingesta adecuada de fibra y antioxidantes que nos protegerán frente a posibles enfermedades. «Entre las frutas con mayor asociación a este beneficio se encuentran las manzanas, las peras y los cítricos».
¿Pieza de fruta o zumo?
En la fruta –explica Pereira– existen dos tipos de azúcares: la glucosa y la fructosa. Estos se suelen encontrar en pequeñas cantidades, entre un 4 y un 12%. El resto es agua (entre un 85 y 95%) y fibra entre un 1 y un 3%.
La nutricionista Judit López apunta que es un azúcar natural, intrínseco y, por tanto, no es perjudicial para nuestra salud. Al ir acompañado de fibra, agua y otros fitoquímicos hará que este azúcar se absorba de forma más lenta y no genere un pico de glucemia en sangre, como ocurre cuando tomamos azúcar libre.
El azúcar que hay en un zumo, destaca López, aunque sea un zumo natural, sí se considera azúcar libre, pues ahí hemos eliminado gran parte de la fibra y el efecto que va a hacer en nuestro organismo es diferente: la absorción de azúcar será más rápida y dejará de ser tan saludable.
Por tanto, todas las expertas coinciden en que es mejor tomar una pieza de fruta que un zumo, a pesar de que este sea natural. Y si es con piel mejor, ya que obtendrás una mayor cantidad de fibra. Eso sí, no olvides lavarla bien bajo el grifo para eliminar algún resto de tierra o de pesticida.
ABC
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