El brigadista Pablo Lucero y la guardaparque Elizabeth Perea llevan hace tres años un proyecto familiar: una área protegida vecina del Parque Nacional Sierra de Las Quijadas, donde ambos trabajan desde hace más de una década.
El amor los llevó a unir sus caminos en el único Parque Nacional que tiene la provincia, el de la tierra colorada ‘Quijadas’. Ahora lo sorprendente, es que además de realizar esa tarea, la de proteger y conservar la flora y fauna nativa, ambos decidieron tener su propia reserva, en la que trabajan arduamente en cada tiempo libre que tienen.
Con su entrada ubicada en el kilómetro 919 de la ruta nacional 147, una zona de acampe y abundante vegetación del ecotono del Chaco Seco y del monte, ‘Famiyasta’ es un gran espacio de conservación, digno de visitar. El terreno desafiante, cuenta con dos miradores, antesala de la imponente Sierra de Las Quijadas que están en su horizonte, cuyas noches, con nula contaminación lumínica ofrecen una vista increíble del cosmos.
El área protegida está ubicado en la zona de amortiguación de Sierra de Las Quijadas, y hace algunos años luego de la pandemia, Pablo y Elizabeth decidieron que juntos iban a llevar adelante un sueño, el de tener su propia reserva, preservando la flora y la fauna nativa local, idéntica a la del parque nacional, con zorros y pumas acechando, cóndores andinos en las alturas y el canto de los cardenales amarillos en los árboles y arbustos.
“Adquirimos este lugar en el 2020 y en un principio no sabíamos qué hacer y luego, se nos ocurrió que juntos íbamos a llevar adelante una reserva protegida. Como Pablo y yo trabajamos hace más de 15 años en la administración de Parques Nacionales realizando la tarea de conservación, nuestro objetivo es seguir conservando, incluso una vez que nos retiremos, ser agentes multiplicadores de la conservación”, resumió Perea.
“Hace muchos años que soy brigadista. Cuando surgió la idea lo primero que pensamos con mi pareja guardaparque, es que teníamos todo, un lugar magnífico, muy bien conservado, y la experiencia en terreno, la formación y ganas de concretar este sueño y todo se fue dando”, remarcó Lucero.
El nombre ‘Famiyasta’ forma parte de una reseña histórica a la antigua denominación de la zona. Los primeros mapas, señalaban a Sierra de las Quijadas con la denominación ‘Famigasta’ o ‘Famiyasta’. En cordones montañosos y serranos o pueblos cercanos a los Andes quedan nomenclaturas en la actualidad, como Aimogasta, Tinogasta o Calingasta, que de acuerdo a su significado ancestral, se refieren a un pueblo o un territorio.
La reserva inició el proceso formal de incorporación al Sistema Provincial de Áreas Protegidas y si se dan las condiciones se convertirá en la décima área natural protegida provincial, y la quinta perteneciente a las reservas privadas. Esta historia revaloriza el esfuerzo que hacen familias y productores, que con sus manos, su propio esfuerzo, con su visión, trabajan codo a codo con la cartera ambiental para resguardar la flora y la fauna nativa, acompañando el proceso que ya realiza la Provincia, pero siendo decisivos en los corredores biológicos y en las especies amenazadas.