Moverse por la selva sin ser visto es un arte que algunos dominan a la perfección. El ocelote (Leopardus pardalis), uno de los felinos más sigilosos de América, es un símbolo de los bosques tropicales: esquivo, bello y perfectamente adaptado a la vida entre la espesura. Aunque se le compare a menudo con el leopardo por su pelaje moteado, el ocelote no supera el tamaño de un perro mediano.
Como la mayoría de los felinos, es un cazador solitario y territorial, equipado con todas las herramientas de un depredador eficiente: excelente visión nocturna, garras retráctiles, y una agilidad formidable que le permite trepar árboles y desplazarse en silencio entre ramas y maleza. Al igual que otros felinos, suele acechar en silencio y atacar con rapidez, pero también puede pasar largos ratos inmóvil, esperando el momento exacto. Es, sin duda alguna, un pequeño gran felino.