Un accidente de tránsito, de muy poca magnitud, derivó en un momento de urgencia en el que peligró la vida un niño, pero la pericia y temple de una enfermera revirtió la desesperación en alivio.
A diario, el personal del Sistema de Emergencias Médicas Provincial (SEMPRO) se enfrenta a situaciones límites, con el objetivo de prevenir, asistir y hasta salvar a la comunidad en diversos tipos de incidentes. La mayoría de las veces, lo que viven las mujeres y hombres que forman parte de la repartición no trasciende, pero lo cierto es que cada intervención es para ellos un escalón más en una carrera que demanda una absoluta vocación de servicio y un constante aprendizaje.
Para graficar las vivencias que cosecha este equipo en cada jornada, bien cabe mencionar un episodio ocurrido el pasado miércoles durante la mañana en pleno centro de Villa Mercedes, donde un accidente de tránsito, de muy poca magnitud, derivó en un momento de urgencia en el que peligró la vida un niño, pero la pericia y temple de una enfermera revirtió la desesperación en alivio.
“El caso comenzó cuando se solicitó nuestra intervención en un siniestro vehicular ocurrido frente al Banco Nación, en Fuerte Constitucional y Pedernera –recordó Natalia Gil, una de las protagonistas de esta historia. Por lo que de inmediato partimos hacia el lugar, integrando la tripulación de la ambulancia una médica, el chofer y yo. Lo que había ocurrido no era muy grave, ya que un auto había impactado con otro durante una maniobra para estacionar, pero una de las dos mujeres que estaban en uno de los rodados se había descompensado, por lo que la médica se dispuso a atenderla”.
Sin embargo, lo peor de la emergencia se presentó cuando la otra ocupante del coche retiró del mismo a un niño de, aproximadamente, un año y medio de edad, “que presentaba un cuadro de ahogamiento”, recordó Natalia, a quien le tocó hacerse cargo de esa segunda asistencia, mientras alrededor numerosos testigos presenciaban con angustia la situación, por lo que demandó la intervención de la Policía para procurarles a los socorristas desempeñarse de la mejor manera.
“Agradecemos a Dios que, finalmente, pudimos resolver el cuadro de shock de las mujeres y que, al momento, el nene volvió a respirar de manera normal. Fue un accidente dentro de otro accidente, pero todo terminó bien”, reflexionó la enfermera, que añadió: “El sistema nos prepara para hacernos cargos de ésta y otra clase de episodios, al igual que la experiencia que vamos sumando con el tiempo. En el momento nos abocamos a salvar vidas valiéndonos de nuestra capacitación, mientras que después analizamos nuestro desempeño, con falencias y aciertos. En esta oportunidad lo celebramos, pues la mayoría de quienes trabajamos en el SEMPRO tenemos hijos”, comentó Natalia Gil.