El sistema kárstico del macizo Bemaraha, de más de 100 kilómetros de largo y entre 5 y 25 de ancho, está bordeado por los ríos Tsiribihina y Manambolo y por altos acantilados con vistas a la sabana. Su geología única, sus bien conservadas selvas de manglar y su rica fauna de lémures, pájaros y camaleones motivaron su inclusión como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1990.
Se yergue como un pétreo mar infinito donde las olas son pináculos de piedra caliza que constituyen un peligroso lapiáz de aristas afiladas como navajas. La extraordinaria formación geológica procede de un gran sustrato calcáreo del jurásico que, tras ser disuelto y esculpido a golpe de lluvia y erosión, acabó creando este tremendo maremágnum de torres puntiagudas, angostas gargantas y cuevas.
El Tsingy, que en malgache significa "donde no se puede caminar descalzo" es un territorio hostil y tan solo transitable por los hábiles y ágiles lémures que encuentran refugio de los depredadores entre sus afiladas agujas de piedra.