El metraje fue capturado con un microscopio especializado por el biólogo celular Alex Ritter y sus colegas, que lo han ralentizado ligeramente.
En el vídeo, que se ve a continuación, se puede ver una célula conocida como célula T adhiriéndose a una célula cancerosa de linfoma en un intento de eliminarla. La célula T adquiere una apariencia de color rojo fuego mientras destruye a su presa de color azul.
Aunque parecen llamas, la célula T en realidad no está ardiendo, su apariencia es causada en parte por una proteína fluorescente agregada por los investigadores, pero su superficie dinámica y fluida es la reacción natural de la célula para identificar un objetivo de cáncer, según tuiteó Ritter.
El vídeo se publicó como parte de un nuevo estudio de Ritter y sus colegas el jueves pasado, en el que se propusieron investigar cómo las células cancerosas se protegen contra los ataques de las T.
Las células T pertenecen al sistema inmunitario del cuerpo y ayudan a protegernos de las infecciones. También llamados linfocitos T, son glóbulos blancos. Las células T circulan por el cuerpo y llevan a cabo una variedad de funciones, desde controlar las reacciones inmunitarias hasta unirse y destruir células cancerosas o células infectadas.
Las llamadas células T asesinas pueden destruir a las cancerosas adhiriéndose a ellas y luego secretando toxinas que las destruyen desde dentro. Hay dos tipos de toxinas que hacen esto: las perforinas, que crean agujeros en la barrera exterior de las células cancerosas; y proteínas citotóxicas, que pasan a través de los agujeros y matan el cáncer.
Sin embargo, en su nuevo estudio, Ritter y sus colegas muestran que las células cancerosas pueden defenderse de este ataque al sellar los agujeros creados por las perforinas utilizando lo que se conoce como proteínas ESCRT. Esto puede retrasar o incluso evitar que las células T las maten.
En un tuit, Ritter dijo que él y su equipo esperan que sus hallazgos puedan ser útiles para hacer que las terapias contra el cáncer sean más efectivas. Por ejemplo, Ritter dijo que cuando el equipo evitó que el proceso de reparación de ESCRT funcionara correctamente en las células cancerosas, «las células T fueron mucho más eficientes matando a los objetivos».
ABC